El lugar del museo
La palabra museo designa inicialmente un lugar: aquel donde se recibe la visita de las musas en forma de inspiración. En los siglos XV y XVI este lugar se encuentra en el segundo piso de las casas de aquellos viajeros que estudiaban la naturaleza. Se trataba del studio o museum al que se retiraba el estudioso a analizar los objetos y documentos que recolectaba en sus expediciones. Era un lugar privado al que sólo él tenía acceso. Es el museo como representación de la búsqueda de conocimiento, de la reflexión, del análisis. El lugar de una colección que surge de los viajes, de los recorridos, de la observación de la naturaleza.
A medida que la colección aumenta se hace necesario un lugar para disponerla y exhibirla a otros conocedores. En el siglo XVII aparece entonces la galleria, situada en el primer piso de la casa de estos primeros coleccionistas. Es allí donde el museum es también forum, es decir, el lugar de encuentro y conversación entre el coleccionista y otros estudiosos de la naturaleza. Así comienza a perder el museum su carácter netamente privado y a definirse como un lugar donde se exhibe y se dialoga a partir de una mirada enciclopédica de la naturaleza.
Es una representación del mundo en la casa –Orbis at domus (Findlen)– como intento de capturar y clasificar los elementos de la naturaleza, para descifrarla, conocerla, conceptualizarla. Con el paso del tiempo esta práctica investigativa se expande y toma forma en distintos lugares de Europa que se conocen como gabinetes de curiosidades o Wunderkammer (cámaras de maravillas), antecesores directos de los Museos de Historia Natural.
Museos de arte como el Louvre y el Museo Británico tienen su origen inmediato en las colecciones que la nobleza europea consolidó durante siglos, tanto por los encargos reales a pintores de la corte como por obsequios y botines de guerra. Es el museo como representación de status:
Típicamente, la galería del príncipe funciona como sala de recepción, procurando un escenario suntuoso para ceremonias o ciales que enmarcan la gu- ra del príncipe. En el siglo dieciocho era una práctica generalizada en toda Europa que los príncipes instalaran sus colecciones en galerías y corredores muy decorados, en los que a menudo disponían trabajos individuales en pare- des y techos con molduras y ornamentaciones especialmente diseñadas para la obra. El objetivo de semejante exhibición era asombrar visitantes extranjeros y dignatarios locales con la magni cencia, lujo y grandeza del soberano, y, a menudo –a través de iconografías especiales- el derecho y la legitimidad de su poder. (Duncan)
A finales del siglo XVIII algunas de estas colecciones pasan al poder del Estado y aparece el museo como institución pública, cuya concepción espacial define lo que se conoce como museo clásico. Es decir, como una sucesión de salas y galerías destinadas a mostrar al público las colecciones de la realeza europea, alojadas generalmente en un edificio de arquitectura neoclásica. Dentro de este tipo de museos están, entre otros, el Museo Británico, que abrió sus puertas al público en 1753, y el Louvre, que las abre en 1798. Les siguen en el curso del siglo XIX la National Gallery de Londres, el Ermitage de San Petersburgo, la Galería de los Uffizi de Florencia, los Museos Vaticanos y el Metropolitan de Nueva York.
Escenas de Caza parte de la idea del recolector que viaja a otras tierras a la caza de objetos para su colección. Se trata de un proyecto dedicado a propiciar, documentar y divulgar las colecciones personales y sus variadas formas de disposición en el espacio. Como su nombre lo indica, se señala tanto el acto de acechar, de ir a la “caza” de objetos para nutrir la colección, como la forma en que dicha colección se dispone en el espacio doméstico por excelencia: la Casa.
Mientras que el origen de las colecciones convencionales (instituciones, museos, empresa privada, magnates, etc.) está anclado en la idea de »botín« acumulado luego de guerras, invasiones, saqueos o adquiridas sistemáticamente como demostración de status cultural y poder económico; las colecciones domésticas vienen de algo tan antiguo como la acción de misma de recolectar, de ir a la caza de determinados objetos cuyo valor está regido más por el sentido estrictamente personal que por motivos institucionales y mercantiles.
La primera exposición de »Escenas de Caza« (1998) tuvo lugar en Espacio Vacío -sala de exposiciones y proyecto cultural sin ánimo de lucro dirigido por el periodista y coleccionista José Hernández – en la ciudad de Bogotá y contó con la participación de treinta coleccionistas (entre ellos las familias Sánchez y Amézquita, los artistas Alicia Barney, María Angélica Medina, Jaime Cerón, Beltrán Obregón, Juan Fernando Herrán, Johanna Calle, María Clara Piñeyro, María Elvira Escallón y los curadores Carlos Jiménez, José Roca y Carlos Basualdo) que fueron convocados por el artista Jaime Iregui, gestor de la idea y director de proyectos de “Espacio Vacío”.
Una vez desmontada la muestra, a finales de 1998, se realizó una versión especial para Internet con el deseo de difundir la propuesta y convocar un número mayor de coleccionistas. Desde entonces han llegado a »Escenas de Caza« todo tipo de colecciones. Así mismo, ha captado el interés de diversos medios de comunicación, quienes han dedicado tiempo y espacio a profundizar y explorar este hábito tan antiguo como el hombre mismo.
Las colecciones cubanas de cocteleras, anillos de tabaco, peinados africanos, elementos de barbería, se vieron complementadas con fotografías de las colecciones arriba mencionadas, más la de los colombianos Francois Bucher, Alberto Baraya, la revista Asterisco y el “Uñario” de Astrid Campo.
Como lo señala el curador José Ignacio Roca en el artículo con el que participa en este proyecto:
Se han propuesto numerosas motivaciones para el Coleccionismo, las cuales podrían resumirse en tres: la voluntad de preservar los vestigios del pasado (que incluye el Arte), la obsesión por poseer (que contempla también la dimensión económica de los objetos y su valor como símbolos de estatus), y la obsesión con la idea misma de Colección (por encima de los objetos que la conforman).
“Escenas de Caza” es un espacio móvil y abierto, sus miembros van y vienen. La idea es compartir la afición por recolectar objetos cargados más de sentido que de valor económico. Esta extraña banda seminómada de cazadores/recolectores se viene reuniendo desde 1998 (en Espacio Vacío, la Tadeo, la Bienal de La Habana y en Internet) con la idea de intercambiar imágenes y anécdotas sobre sus respectivas re-colecciones.